Tendida sobre el suelo, cargaba más peso del que acostumbraba. Se retorcía y contorsionaba. El dolor era ya insoportable. Deseó con ansias su muerte en lugar de aquel castigo. ¿Y él? Bueno, él causaba su tormento... la miraba y disfrutaba. Nunca la escuchó gritar y tampoco comprendió su dolor. Era sólo un juego para él. Su cuerpo ardía en el asfalto de aquella calurosa tarde.
Era ya la hora del almuerzo. Guardó su lupa, pisó a la hormiga y entró a su casa.
martes, 28 de agosto de 2007
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2 comentarios:
uhhh, buena daniel, reviviste tu blog, muy muy buena saber que estas vivo XD
mi danielito lindooo!!!
mil gracias!!
esta demasiado lindo tu blog..con todo tu estilo!
un besote enormee!!
amo tus cuentooos nos vemos prontoo!!besooos!!
Cami Pacheco
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